El cielo está en cualquier lugar (Jandy Nelson)

Lennie Walker, de diecisiete años, lectora empedernida y fanática de la música, es segundo clarinete de la banda de su instituto. Vive feliz y sin contratiempos a la sombra de Bailey, su impetuosa hermana mayor. Pero cuando Bailey muere repentinamente, Lennie se convierte en protagonista de su propia vida...Y , aunque nunca había salido con ningún chico, de pronto se encuentra intentando compatibilizar a dos. Toby era el novio de Baile; Lennie se identifica con el dolor que siente. Joe es el chico nuevo del pueblo, acaba de llegar de París y su sonrisa casi mágica sólo puede compararse con su talento musical. Para Lennie son el sol y la luna: uno la saca de su pesar mientras el otro le ofrece consuelo. Aunque, al igual que los propios cuerpos celestes, si llegan a chocar estallará el mundo entero.

Reseña:
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Ahora que se va a sacar una película de esta novela me decidí a leerla y, aunque al principio nunca me había convencido, ha terminado por gustarme bastante.

Lennie acaba de perder a su hermana mayor. Su muerte les ha pillado a todos de forma inesperada y sobrecogedora que ha llevado a su familia a un extraño estado: su tío Big no deja de fumar hierba y probar extraños experimentos dentro de su casa, Abu la persigue por todas partes, intentando hacerla hablar con taza de té en mano, y Lennie apenas sale ni habla, estando obsesionada con que todo lo que Bailey dejó se mantenga igual. Por si fuera poco, su madre las abandonó cuando eran pequeñas y sus búsquedas continúan siendo infructuosas. 


Además, en estos momentos en que Lennie debería estar sumida en la pena, lo único que es capaz de hacer es pensar en chicos, ya sean completamente desconocidos o el propio novio de su hermana. 


En ciertos aspectos, me ha recordado mucho a La chica del lago. El drama que tiñe toda la historia, el humor y el sarcasmo con el que se cuenta todo... Pero esta me ha gustado más. Sigue siendo una historia muy simple, sin demasiada profundidad pero muy amena, pero la historia está algo más trabajada. A parte, ese humor negro que desborda en la novela de Bowe aquí es menos duro, más relajado. 

Joe me sigue fuera de la habitación y decido que a lo mejor ha llegado el momento de meterme en un convento, de encerrarme una temporada con las monjas.
Me toca el hombro y me doy la vuelta:
─Espero que lo que dije en el bosque no te haya dado pánico ni nada por el estilo… espero que no sea por eso por lo que te quitas de en medio…
─No, no ─él abre mucho los ojos, preocupado. Añado─: La verdad es que le alegré bastante. [...]
─Bien ─me acaricia la mejilla con el dedo gordo y de nuevo su ternura me sorprende─. Porque me estoy volviendo loco, Lennie ─Zas. Zas. Las pestañas.
Y así, de pronto, yo también me estoy volviendo loca porque creo que Joe Fontaine está a punto de besarme. Por fin.
Borremos lo del convento.

La narración de su autora es también muy simple, pero está muy bien introducida en los pensamientos de Lennie, su narradora, hasta tal punto que conocemos todos y cada uno de sus pensamientos e ideas, por extraños o irrelevantes que parezcan. 


A parte de los ya mencionados personajes (el círculo familiar de Lennie) nos encontramos con Tomy y Joe, los vértices del triángulo. 
Tomy, el novio de Bailey, un skater silencioso que hasta entonces no había tenido demasiada relación con Lennie, pero en quien ahora encuentra un punto de apoyo al sentirse identificada con sus sentimientos. 
Y Joe, el chico nuevo, guapo, amable y talentoso (vamos, todo luz y estrellas).


Durante toda la novela vamos viendo como Lennie se despega de su hermana, antes su prototipo a seguir y con quien compartir sus pensamientos, ahora sólo un recuerdo que no la deja ser feliz. 

Cuando extiendo las manos y aprieto los dedos contra la tierra fértil, empiezo a preguntarme qué estaría haciendo ahora mismo, qué estaría sintiendo en este mismo momento, si Bailey siguiera viva. Comprendo que hay algo que me asusta: estaría feliz, pero de manera leve, nada salvaje. Me arrastraría como una tortuga, como siempre lo he hecho, acurrucada en mi concha, sana y salva.

¿Pero que pasa si ahora soy una tortuga sin concha, […]? ¿Qué pasa si después de tanto miedo a tener la muerte como sombra, empieza a gustarme cómo acelera el pulso, no sólo a mí, sino a todo el mundo?

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Sobre la edición, aunque el título o la portada nunca han captado demasiado mi atención, el interior está bastante trabajado. A principios y finales de capítulo, en ocasiones nos encontramos con apuntes, pensamientos, conversaciones o poemas de Lennie, que en algún momento a apuntado en cualquier superficie lisa (ya sea papel, una pared, o un baso desechable aplastado) y que ha ido arrojando a la espera de que alguien los encontrase y pudiera comprenderla.


En definitiva: En El cielo está en cualquier lugar nos encontramos con una historia sencilla, triste y tierna, narrada de forma dinámica y con humor, profundizando en los pensamientos de su protagonista. Si os gustó La chica del lago, no podéis dejar de leer El cielo esté en cualquier lugar.

La autora:
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Escritora americana, Jandy Nelson es conocida por sus libros dedicados a jóvenes adultos, siendo especialmente conocida por su libro El cielo está en cualquier lugar.

Además, Nelson trabaja también como agente literaria.


Datos:
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Título: El cielo está en cualquier lugar
Autor: Jandy Nelson
Editorial: Everest
Precio: 14,96€
Páginas: 352
Puntuación: 4/5  Bueno


Otros:
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